Las camas de la pasión II, "El calientito"


“El calientito” es ese motel que está en antiguas calles, entre las avenidas La nada y La nada misma, donde ya llegar es complicado, y donde entrar es para valientes. Es en este tipo de motel donde puedes estar siquiera una hora, y te cobran no más de $1.500 (Chilean pesos), donde la poco aseada mucama te hace ver que ella es la reina pisando fuerte sobre ese antiguo parquet que suena como si se fuese a romper, y haciéndote pasar directamente a esa habitación con olores a fuertes colonias, desde Babyland pasando por la típica Flaño hasta llegar a las irreconocibles fragancias, con un cubrecamas de lanilla artesanal y, que un imaginativo, puede ver hasta lo que hizo la pareja anterior por lo mal estirada que quedó la cama de plaza y media.

En este motel, puedes tener con suerte un velador y ese viejo ventilador que obligatoriamente tienes que sentir el mal girar del aspa, porque la pieza se sofoca, con lo chica (no en altura) y maloliente que está. El baño, no tiene, que poco higiénico no. Claro está, no es el típico establecimiento donde en la puerta aparece el cartelito blanco indicando que ese es un lugar donde se expenden bebidas alcohólicas, es decir, es un apocentro ilegal. Pero es para muchos la salvación del señor todo poderoso, en pocas palabras, en este caso la calentura humana, porque ya por fuera, la fachada del establecimiento del amor, es una vieja casona, que se cae a pedazos, pero que en ese preciso momento para la pareja, es como estar traspasando la puerta del Palacio de Buckingham.

LAS CAMAS DE LA PASIÓN

Quien no se ha preguntado como es ir a un motel, cual es la formula perfecta para elegir un motel, por qué las diferencias de precios son tan impresionantes, como se llega o simplemente qué es lo que está incluido en el precio.

Preguntas, a simple vista un poco fomes, retrogradas y un tanto ingenuas, pero todos alguna vez hemos pensado en ir a un motel, y no hemos ido por cuestiones tan básicas como: no tener con quien ir, a la acompañante no le gusta, no hay dinero para despilfarrar en tan pocas horas ó peor aún, tienes miedo de enfrentarte a ese establecimiento -para algunos epicentro de la oscura diversión, y para otros el edén de la felicidad-.

Pero realmente es toda una experiencia ir a un motel, por lo menos en Chile, te encuentras con un sin fin de cuestiones que nunca imaginaste que pueden suceder o que pueden existir, pero sí, visitando un motel te das cuenta de todas esas cosas.

Dejar en claro, que el concepto de motel, nace a partir de un hospedaje al borde la carretera, especialmente en EE.UU., existiendo una teoría que dice que la palabra se desprende de Moterist Hotel, es decir, un hotel para el descanso placentero en la carretera, que por la privacidad de las habitaciones se presta para más que un descanso. Es así, que la idea se masifica por varios países, y chilito no podía quedar afuera, y ahora podemos ver moteles a la vuelta de la esquina. Pero ¿son realmente el motel que queremos? y para, lo que queremos.

Existen diversos tipos de moteles, de los cuales se puede obtener varios tipos de servicios, lo que hace que se desprendan dos factores, es decir, Tipo de motel y Tipo de Servicio, y estos dos últimos, siempre están relacionados con el tercer eje y el más importante, el dinero, porque teniendo tiempo, teniendo acompañante, teniendo ganas, sabiendo a cual ir, pero sin dinero, todas las anteriores variables se vuelven cenizas. Que pena que el dinero hasta decida cuando podemos tener sexo, que horror, esta vida es como el culo, y todo por el puto dinero.
Todo lo anterior es a modo de introducir los futuros escritos que se publicarán en este blog.

Cntinuará...

Anorexia, Obesidad y el efecto marketing

Que lamentable es ver como en los medios de comunicación muestran a diario, casos de adolescentes y muchas veces también, por qué no decirlo, adultas con problemas de Anorexia, obesidad y todos sus derivados.

Pero, más que hablar de los casos, creyendo que son el remedio a la enfermedad, por qué mejor no hablan de cuales son los buenos hábitos alimenticios. No recuerdo haber visto algún reportaje o nota informativa, donde se expliquen Hábitos de alimentación, que sí son remedios a la enfermedad, porque cuando la sociedad conoce de qué forma hay que alimentarse, no debería tener problemas.

Sólo por mencionar un ejemplo de lo loca que es la televisión, podemos apuntar con el dedo al programa reality “Cuestión de Peso” de canal 13, donde cada día la gente se emociona, se ríe, y muchas veces al verse reflejado en algún participante, se siente avergonzado de su cuerpo. Porque, solo basta ver el programa un día, y ya sabemos que el clímax del vespertino es cuando los concursantes se tienen que subir a la enemiga balanza, para ver los kilos de masa que tienen. Eso si, no puedo dejar de mencionar, que también ayudan hablando de calorías, malformaciones, dietas, formas de comer, pero siempre con el tono irónico de Jennifer Warner (conductora), creyendo que todavía está conduciendo S.Q.P., cosa que hace poco creíble un tema tan importante.

Después en los noticiarios centrales, los siempre estáticos lectores de noticias, haciendo gesticulaciones de lamento, hablan de los casos de Anorexia -ahora último el de la joven viñamarina que murió-, pero también de la obesidad –mostrando el caso del mexicano, que casi pesaba media tonelada-, pero nunca he visto un reportaje en profundidad de cómo se debe comer.

En claro tiene que quedar, que todo esto es producto del fenómeno llamado marketing, porque recuerdo bien cuando por mi casa pasaban gritando “leche eh burra!!!!!” y mi madre ansiosa corría a comprarme un dedal, para que yo tomara el potente vitamínico. Pero ya no se ven los burros en las calles como antes, ahora el marketing consumió a la gente y ya no queda espacio ni para pensar, solo para obedecer y comprar las verduras (que ni siquiera tienen el color de la verdadera verdura) en los supermercados, las bebidas gaseosas y no esos ricos y naturales jugos que se hacían con frutas, los postres en potes y no ese rico tutti fruti, entre otras tantas cosas.

Entonces sin más nada que decir, y apelando a la enseñanza nutricional de cada uno, ojalá Chile no esté en las listas negras de la obesidad, pero que tampoco hagamos noticias por mujeres raquíticas, que por muy modelos de TV que sean, solo son buenas actuando en la pasarela, porque a la hora de los que hubo, son como papas fritas sin Kepchut, como comida sin sal, como pan sin mantequilla, como bistec a lo pobre sin cebolla o haciendo mención a las festividades, son como un chorizan sin mayo, es decir, no dicen nada.

MI HERENCIA DE AUTO Y LOS SUPER-MECÁNICOS

8:30 am y todos me tocaban la bocina en plena Autopista Central, había quedado en pana. Qué le pasó al auto, ni idea!!!

Pero, por qué después que me sacó la grúa de la autopista, el auto me partió lo más bien, siendo que no me quiso arrancar cuando estuve esperando a la grúa?? Sepa Moya, tenía que diagnosticarlo un mecánico. Partí en busca de la oficialidad de la marca, me fui a Chanta Center (Derco Center), donde comenzaron diciéndome que el auto tenía problemas con un switch, pues bien, que más cuestionamientos, por $2.000 que iba a aproblemarme, lo hicieron, cambiaron el switch y el auto -a pesar de que llegué andando- me dicen que no parte, como si yo tuviera que darles el servicio.

Al rato, me dicen que es el motor de partida, “…mira, escuchas ese sonido, eso es motor de partida, y por lo bajo son como $70.000…” me quería morir, setenta mil pesos… ya sabía que me estafarían, así que les digo “…nooooo… ese sonido es falta de batería, háganle puente con otra batería y verán que parte”, con un negativismo enorme y sin ánimo que fuese la batería, proceden a hacerle puente a la batería, y sí !!!PARTIÓ¡¡¡… mi alegría era enorme, yo mismo les había tapado la boca diciéndoles que era lo que pasaba.

Pero no, ahora me decían que era el Alternador y que esto era más caro que el motor de partida, “…por lo bajo, unos $100.000…” NOOOOOOO!!!!!!! Si cuando me dijeron 70.000 me quería morir, ahora con este monto, me quería matar. Así que les dije que me cargaran un poco la batería, y de esta forma poder arrancar del Chanta Center. Así lo hice.

¿Y qué hago ahora? me preguntaba, más nada, buscar a un mecánico. Interminables eran las formas de que alguien me diera el dato de un mecánico, por sobre todo “BUENO!!!” y que no sea sinvergüenza… difícil tarea la que me propuse.

Yo mismo, tuve que averiguar en Internet que podía ser, porque el auto ya estaba con un infarto en la casa, sin poder moverlo. Teniendo en cuenta los indicios doy con que podía ser la correa de alternador, que fácil no. Partí empujando hasta un lubricentro, donde pudiera cambiar la correa. Ya ahí, habiendo cambiado la correa, tampoco partió el auto, que desastre, estos eran peor que los del Chanta Center, me querían hasta cambias partes que nunca habían ni podían haber incidido en el problema.

En resumen, se me ocurrió escribir esta impotente historia, mientras trato de encontrar información que aporte a mis conocimientos mecánicos, porque de seguir buscando, como antes dije a un mecánico “BUENO!!!” y que no sea sinvergüenza… mis nietos terminarán con mi vida. Así que mejor, les dejaré de herencia, mi humilde autito.

 
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